Trastornos Linfáticos

La circulación linfática contribuye hasta en un 30% al correcto drenaje venoso y sus trastornos son responsables de importantes cambios en la piel que pueden dejar secuelas de por vida. El síntoma más frecuente es el aumento de tamaño de los tobillos, pudiendo afectar desde los dedos del pie hasta toda la extremidad, puede ocurrir también en miembros superiores en pacientes que han sido sometidos a cirugías de vaciamiento ganglionar (Ca de mama) y afectar a otros sectores como manifestación de enfermedades linfáticas congénitas.

A la hinchazón generada por trastornos linfáticos se denomina Linfedema, el cual puede ser primario (congénito) o secundario a otras enfermedades. La hinchazón (edema) que ocurre en la insuficiencia venosa, insuficiencia cardiaca, obesidad, etc, acaba a la larga afectando la circulación linfática, se diferencia principalmente por que en todas estas enfermedades la hinchazón desaparece por la mañana y empeora a lo largo del día, sin embargo en presencia de linfedema la hinchazón persiste por las mañanas.

Aunque no existe cura para el linfedema, su tratamiento es eficaz para evitar complicaciones como peso excesivo de la extremidad, infecciones repetidas de la piel, úlceras o trastorno estéticos. Dicho tratamiento consiste en disminuir el volumen de la extremidad mediante terapia compresiva, masajes linfáticos y medicamentos específicos.